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Dolores del Río, la diva que dio México al mundo

11 de Abril 2019

* Artista, rompecorazones, filántropa, promotora de la cultura y de México, su impacto trasciende a su arte

México, 11 Abr (Notimex).- Diosa en latín, la persona más sobresaliente en la cultura y el arte de su generación; inspiración, refinamiento, personalidad magnética, de gran inteligencia y mucha sencillez son características por las cuales Dolores del Río es La Diva de México.

La atracción que generaba no se debía exclusivamente a su físico, por el que fue considerada la segunda persona más bella de Hollywood solo detrás de Greta Garbo; también lo provocaba su gran talento como actriz, su confianza en sí misma, su porte digno y sus esfuerzos por ayudar a los demás.

Dolores de Río es la primera hispanoamericana en sobresalir en Hollywood y también la primera mujer en formar parte de un jurado en el Festival de Cannes (en 1957).

Su belleza era innegable, como lo hicieron notar el dramaturgo irlandés George Bernard Shaw cuando afirmó que “las dos cosas más hermosas del mundo eran el Taj Mahal y Dolores del Río”, en tanto que la cantante y actriz alemana Marlene Dietrich la consideraba la mujer más bella del Hollywood sobre la sueca Garbo, Joan Crawford y ella misma.

De familia acaudalada, de abolengo y culta, María de los Dolores Asúnsolo y López Negrete nació en Durango el 3 de agosto de 1904, aunque también se mencionan los años 1905 y 1906.

Refinada, con una educación estricta y avanzada, a los 15 años bailaba en un recital de danza cuando la vio Jaime Martínez del Río y Viñent, de 34 años y proveniente de una familia de hacendados dueños de grandes extensiones de tierras y ranchos, entre ellos “La Hormiga”, luego conocido como Los Pinos y que fue residencia de los presidentes de México desde 1934 hasta 2018.

Tras un noviazgo de solamente dos meses, Dolores y Jaime se casaron en el Templo de La Conchita, ubicado en Coyoacán, el 11 de abril de 1921. Ella tomó su apellido y lo utilizó como parte de su nombre artístico: Dolores del Rio.

En su casa conocieron a personalidades como el artista plástico mexicano Adolfo Best Maugard, los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, los escritores Xavier Villaurrutia y Rodolfo Usigli, así como al cineasta estadunidense Edwin Carewe.

Este último convenció a la pareja a trasladarse a Estados Unidos, donde dio a Dolores un pequeño papel en su película “Joanna, la muñequita millonaria”; allí comenzó su carrera de actriz en el Hollywood aún silente pero ya la Meca del Cine estadunidense, con cintas como “Resurrección”, “Ramona” y “El precio de la gloria” que la llevó a la fama.

De 1925 a 1942 protagonizó más de 30 películas estadunidenses, caso único para una actriz mexicana. Su carisma y belleza atrajo las miradas de cinéfilos y empresarios del ramo, que pretendieron publicitarla como la nueva “latin lover”, a la par del famoso Rodolfo Valentino.

Su fama fue en ascenso, pero su matrimonio naufragaba, hasta que en 1928 Jaime la abandonó y solo seis meses después, falleció. Dolores no se quedaría sola mucho tiempo y el 6 de agosto de 1930 contrajo nupcias por segunda ocasión, ahora con el director de arte Cedric Gibbons.

El sonido llega al cine y en la primera mitad de los años 30, Dolores se desenvolvía sin problemas con las nuevas técnicas de filmación en “El malo”, “Volando a Río” junto a Fred Astaire, “Ave del Paraíso” y “Madame Dubarry”.

También participó en comerciales, llenó las revistas de la época y se convirtió en la imagen de los cigarrillos “Lucky Strike”. La influencia de Gibbons, director artístico de la Metro-GoldwynMeyer, se hizo evidente tanto en su porte más sofisticado como en sus relaciones con personalidades como Mary Pickford, Charles Chaplin o Douglas Fairbanks, “la realeza de Hollywood”.

Pero en 1940 conoció a Orson Welles, cineasta que luego calificaría a Dolores como “el gran amor de su vida”. Solo dos años después Del Río se separó de Gibbons, tras 11 años de unión.

Entonces comenzó una relación sentimental con Welles, quien la dirigió en “Jornada de terror”, aunque la cinta también conocida como “Estambul” fue finalizada por el director Norman Foster.

Ella acompañó a Welles durante la filmación de “El ciudadano Kane” y aunque el director planteó varios proyectos con su amada, como una nueva versión de “Santa” o el “thriller” conocido como “Mexican melodrama”, sus planes no prosperaron y la relación entre ellos se debilitó.

Al mismo tiempo que se separaba de Orson, Dolores afrontó situaciones difíciles como recibir propuestas de menor calidad o tener menos llamador para el cine, así como el comienzo de la persecución contra supuestos comunistas que se convertiría en una cacería de brujas conocida como “McCarthismo”.

Es por ello que “Lolita”, como le decían sus amigos, decidió regresar a México, donde adquierió nuevo brillo y se consolidó como primera actriz en la Época de Oro del Cine mexicano, además de involucrarse en actividades filantrópicas y de beneficio social.

Su experiencia, expresividad y dramatismo dieron fuerza a sus interpretaciones de carácter, como se aprecia en “Flor silvestre”, la primera cinta que hizo a su regreso a México, en 1943.

Protagonizó también “La malquerida” que ganó el premio a la Mejor Fotografía en el Festival de Venecia de 1949, “Las abandonadas”, “Doña perfecta” y “El niño y la niebla” por las que obtuvo sendos premios Ariel, el máximo galardón otorgado en México a lo más destacado de la industria cinematográfica.

Pero es con el largometraje “María Candelaria” cuando alcanzó la cúspide de su carrera; filmada en 1946 bajo la dirección de Emilio “El Indio” Fernández, con la fotografía de Gabriel Figueroa y el actor Pedro Armendáriz como su pareja, esa película alcanzó el grado de clásico mundial.

En 1949, durante su estancia en el puerto de Acapulco, Dolores conoció al empresario millonario Lewis Riley, con quien un año después se casó en Nueva York y permanecieron juntos tres décadas hasta la muerte de la actriz, en 1983.

Las casas de la pareja Riley-Del Rio tanto en Acapulco y Coyoacán, como en New Port Beach, California, se convirtieron en punto de reunión de artistas e intelectuales, entre ellos Salvador Novo, John Wayne, Aga Khan, Nelson Rockefeller, el príncipe Eduardo y su esposa Wallis Simpson, José Luis Cuevas e Ignacio López Tarso, entre otras personalidades.

Dolores del Rio llevó su arte a España, Italia, Grecia, Argentina, donde actúa en largometrajes como “Siempre hay una mujer”, dirigida por Francesco Rossi, y “La dama del alba” del hispano Francisco Rovira-Beleta.

Siguió participando en películas estadunidenses, entre ellas “The fugitive” al lado de Henry Fonda; los westerns “Historia de una mala mujer” y “El caso de los cheyennes”; “Estrella de fuego”, de 1960 y con Elkvis Presley, en la que personificó a la madre del “Rey del Rock and Roll”; así como “Los hijos de Sánchez”, que causó escándalo en México.

En 1959 con la producción “La cucaracha” el cineasta mexicano Ismael Rodríguez la reunió con María Félix, la otra diva de México, de quien se dijo muchos años fue enemiga, pero que ambas desmintieron.

Dolores del Rio también actuó en televisión y obras de teatro, entre las que sobresalen “Father Hidalgo”, “Camino a Roma”, “La reina y los rebeldes” o “La dama de las camelias”.

Al mismo tiempo emprendió actividades benéficas, entre ellas la fundación de la Sociedad para la Protección de los Tesoros Artísticos de México, al igual que de la Estancia Infantil “Dolores del Río”, que brinda atención a los hijos de los agremiados en la Asociación Nacional de Actores (ANDA).

De igual forma creó el sindicato de actrices Rosa Mexicano y ayudó en la formación del Festival Internacional Cervantino que se realiza en Guanajuato, ciudad mexicana de la que se enamoró cuandó filmó “Bugambilia”.

El impacto de Dolores del Río, que tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y una estatua en el Boulevard Hollywood-La Brea, alcanzó otras artes, como lo demuestran las pinturas de Diego Rivera y Rosa Rolanda, la literatura de Carlos Monsiváis y Paco Ignacio Taibo I, las esculturas de Juan Cruz Reyes y Francisco Zúñiga.

El 11 de abril de 1983 recibió una invitación para participar en la ceremonia de entrega de los premios Oscar. Horas después falleció en su casa en California. Sus restos fueron trasladados a la Ciudad de México, donde fue enterrada, y en 2006 fue trasladada a la Rotonda de las Personas Ilustres como reconocimiento a su contribución al arte y la cultura de México.

Su importancia nuevamente fue resaltada en 2017, cuando se difundió a nivel mundial el “doodle” o imagen que la empresa Google dedica a personalidades sobresalientes en la historia del la humanidad.

El término “diva”, creado a principios del siglo XX en Italia para referirse a las más talentosas cantantes de ópera y que luego se extendió a las mujeres más sobresalientes del mundo del espectáculo, parece creado para Dolores del Rio, esta leyenda del cine universal.

-Fin de nota-

 

NTX/EPT/MUJER17

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