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Los campeones exiliados del fútbol azerí sueñan con volver a casa

Por Olzhas Auyezov y Nailia Bagirova

BAKÚ, 2 nov (Reuters) – El Qarabag FC, campeón de fútbol de Azerbaiyán durante los últimos siete años, ha estado esperando una victoria diferente desde que la guerra regresó a la región de la que se vio obligado a huir hace casi 30 años.

El exiliado club, conocido como “El Barcelona del Cáucaso”, tiene la ambición de volver a Aghdam, una ciudad cercana a la línea de frente del conflicto con fuerzas de etnia armenia por el enclave de Nagorno-Karabaj.

La actitud a veces belicosa del Qarabag les ha granjeado el apoyo de todo Azerbaiyán, pero ha suscitado polémica en otros lugares. El club fue reprendido por la UEFA por un saludo militar durante un partido en Polonia el mes pasado.

“Sólo queríamos apoyar al pueblo azerí en un momento tan difícil, apoyar a los soldados azeríes que liberan nuestras tierras”, dijo Maksim Medvedev, el capitán del Qarabag, de 31 años, en comentarios realizados a la agencia Reuters en la sede del club, en las afueras de Bakú, capital del país.

El enclave montañoso de Nagorno-Karabaj y siete regiones colindantes, incluida Aghdam, están reconocidas internacionalmente como parte de Azerbaiyán, pero están pobladas y controladas por ciudadanos de etnia armenia que dicen que forma parte de su patria histórica.

Los últimos combates comenzaron el 27 de septiembre y son los peores en la región del Cáucaso Sur en más de 25 años. El número de muertos ha superado los 1.000 y podría ser mucho mayor.

El Qarabag -transliteración del término azerí para Karabaj- salió de Aghdam en 1993, junto con la mayoría de la población étnica azerí. Alrededor de 30.000 personas murieron en la guerra de 1991-94, incluyendo al entonces entrenador del Qarabag, Allahverdi Bagirov.

Originalmente formado en 1951 como Mehsul FC, el club tuvo varios nombres antes de adoptar el actual. En su escudo se encuentran dos caballos de Karabaj, una raza considerada casi extinta que le da a Qarabag su otro apodo: los Jinetes.

El club, que viste de blanco y negro, es propiedad de Azersun Holding, una empresa fundada por el magnate Abdolbari Gozal, que es el mayor productor y exportador de alimentos de Azerbaiyán.

“Espero, si Dios quiere, que llegue el día en que el Qarabag FC tenga su sede oficial en su tierra natal”, dijo Medvedev, un ruso nacido y criado en Bakú. Habla ambos idiomas y es también capitán del equipo nacional de Azerbaiyán.

“No te imaginas la cantidad de gente que venía a los partidos y su entusiasmo”, dice, refiriéndose a los partidos jugados en Aghdam.

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CARTELES GIGANTES

No se permiten espectadores en los partidos como anfitrión del Qarabag en el Azersun Arena de Bakú debido a la pandemia de COVID-19.

En el interior del estadio, en una pared decorada con banderas presentadas por antiguos oponentes, cuelga un recuerdo de otro antiguo club soviético exiliado por la guerra: el campeón ucraniano Shakhtar Donetsk, que desde 2014 ha jugado sus partidos como local en otros lugares.

En el campo de entrenamiento del club, los jugadores corren a la sombra de gigantescos carteles que proclaman los últimos comentarios del presidente Ilham Aliyev en Twitter: listas de distritos perdidos y recuperados.

Esta situación no ha pasado desapercibida en Ereván.

El sábado, la Federación de Fútbol de Armenia pidió que se expulsara al Qarabag de la competición europea por los comentarios, ya eliminados, realizados por un representante del club en las redes sociales.

La federación dijo en un comunicado que había presentado numerosas quejas a la UEFA y a la FIFA sobre “las publicaciones beligerantes, el comportamiento militarista y los mensajes antiarmenios de varios representantes del fútbol azerbaiyano”.

La UEFA, el órgano rector del fútbol europeo, ha dicho que los partidos de clubes y de la selección nacional no se permitirán hasta nuevo aviso en Azerbaiyán o Armenia a causa del conflicto.

El Qarabag, que el jueves jugó en Estambul un partido de la fase de grupos de la Europa League en casa -finalizado con derrota por 3-1 ante el club español Villarreal-, ha dominado la liga nacional recientemente bajo la dirección del entrenador Gurban Gurbanov, el máximo goleador de la selección de Azerbaiyán de todos los tiempos.

La afición del Qarabag se extiende por todo el país, según Medvedev, en parte por su éxito -fue el primer equipo azerí que jugó en la fase de grupos de la Liga de Campeones-, pero también porque representa una región que Azerbaiyán lleva mucho tiempo deseando recuperar.

“Aghdam es nuestra ciudad, una ciudad azerí, y el Qarabag debe volver a casa”, dijo Gamid Gamidov, residente en Bakú y seguidor del club. “Dondequiera que tenga su sede, estoy seguro de que todo Azerbaiyán seguirá apoyándolo”.

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(Información de Olzhas Auyezov y Nailia Bagirova en Baku; editado por Robin Paxton y Ed Osmond; traducido por Tomás Cobos)