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Rescatan La Trinidad, sitio arqueológico virgen

Uno de los sitios arqueológicos más vírgenes de Querétaro está ubicado en La Trinidad, Tequisquiapan, por lo que habitantes e investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) trabajan para rescatar este espacio, que es un potencial turístico y parte importante del patrimonio del país.

Con más de 20 hectáreas de extensión, según los sobrevuelos realizados para identificar la zona, este lugar arqueológico alberga al menos cinco vestigios piramidales o “cuisillos” y una cancha de juego de pelota.

Juan Carlos Saint-Charles Zetina, uno de los investigadores que están a cargo de la inspección en este sitio, destacó que por el momento la exploración de este lugar está enfocada a desarrollar el mapeo, es decir, describir con mayor precisión las coordenadas de cada uno de los edificios identificados hasta la fecha en este lugar.

Origen

Si bien no ha sido posible precisar cuál fue la cultura prehispánica que habitó en La Trinidad, el investigador explicó que a través del descubrimiento de una ofrenda fúnebre en 2004, fue posible establecer que este lugar pudo haberse erigido en el año 700 después de Cristo.

El territorio que hoy ocupa el estado de Querétaro fue una zona que permitió la movilización de diversos grupos mesoamericanos y chichimecas, lo que dificulta delimitar a qué grupos pudo haber pertenecido este espacio.

“Básicamente la finalidad es obtener un plano de distribución de los edificios, cuántos son, porque hay una pirámide mayor, una plaza, una serie de patios, una cancha de juego de pelota con albarradas o muros de piedra en seco que lo protegen. Calculamos que se construyó hace mil 300 años”, explicó Juan Carlos Saint-Charles.

Hace al menos 30 años, pese a estar amurallado, este lugar fue encontrado en la ladera de uno de los cerros cercanos a esta comunidad, por parte de los ejidatarios.

Debido a su ubicación y a las condiciones del suelo, este es uno de los sitios arqueológicos con mejor conservación en el estado, ya que esta extensión no ha sido utilizada para actividades agrícolas, que usualmente son una de las causas para la pérdida de este tipo de patrimonio.

Desde su descubrimiento, sólo se ha tenido registro de la construcción de un pozo de saqueo en este lugar, y aunque provocó daños a los edificios, aún es viable impulsar la reconstrucción de los muros.

Construcción

Los detalles y materiales empleados en estos basamentos son indicios de que los habitantes de esta zona tardaron al menos 300 años en construir el lugar que posteriormente habitaron y que les permitía la visibilidad casi completa de los valles cercanos.

“No dejaron nada, ni siquiera sabemos qué deidad veneraban. Está inexplorado, lo único que podemos establecer son las fechas, pero eso lo podemos saber por la cerámica que se ha localizado. “Son piezas que tenemos identificadas por el año 700 d.C.“, comentó el investigador.

Los descubrimientos arqueológicos de municipios cercanos, como San Juan del Río, han permitido establecer que esta región fue ocupada por miembros de la cultura chupícuara y teotihuacana, por lo que no se descarta que estos mismos grupos pudieron haber estado en La Trinidad.

Una vez que se tengan más avances en esta fase inicial de investigación, se podrán encaminar los esfuerzos a indagar más sobre los habitantes originales del lugar.

Actualmente los ejidatarios, con el apoyo de las autoridades municipales, buscan obtener la declaratoria federal de 722 hectáreas en este ejido, lo que facilitaría los trabajos de preservación para este sitio, detalló el comisariado de La Trinidad, Alfonso Ordaz Ugalde.

Con los trabajos para obtener el plano de la zona, podrían acceder también a la declaratoria federal que establezca que este sitio es zona de monumentos arqueológicos.

Acondicionamiento

La intención es generar un parque arqueo-ecológico a mediano plazo, para permitir el acceso regulado al público, de tal manera que sea viable la difusión de este descubrimiento y su conservación.

“Estamos hablando de una zona que tiene deterioro por las lluvias y cuestiones naturales, pero no por la intervención del hombre; está conservado en casi el 100 por ciento”, aseguró Saint-Charles Zetina.

Conservación de la zona

Hace aproximadamente nueve años, estuvo a punto de ser ofrecido en venta parte del territorio que abarcan estos vestigios; sin embargo, un grupo de ejidatarios pidió frenar la venta de este lugar y gestionar su consolidación como zona de reserva y monumentos.

“Antes entraba todo el mundo, buscaban oro y empezaron a dañar muchas cosas, inclusive pretendían vender parte del cerro.

Entró un servidor y se empezó a medir la zona natural protegida, y esa parte; de ahí para acá se empezó a cuidar”, relató el comisariado de La Trinidad.  El proyecto visualizado a futuro es crear brechas para que los visitantes tengan oportunidad de conocer este lugar y también las especies vegetales y animales que aún están en la zona cerril que lo rodea.

“Ojalá hubiera recursos para seguir avanzando, que es lo que hace falta”, agregó Ordaz Ugalde, al señalar que han recibido el apoyo de los arqueólogos del INAH para impulsar este proyecto.

El arqueólogo Pablo Flores Oaxaca señaló que también la cubierta vegetal que reviste los edificios ha favorecido su protección, por lo que es importante rescatar el patrimonio natural igual que los vestigios.

“Pocas personas tienen la oportunidad de conocer un sitio virgen, entonces lo importante sería que la gente pudiera conocer las especies vegetales endémicas, mezquites, huizaches, la fauna: cacomixtle, mapaches, etcétera y colocar fichas informativas de esto”, aseguró el especialista en la materia.

El comisariado de La Trinidad precisó que tras rescatar la zona y convertirla en un parque arqueoecológico, se complementarían las actividades turísticas desarrolladas actualmente de manera paralela a la explotación de las 19 minas de ópalo que operan en la región y que hasta la fecha son abiertas al público a través de recorridos guiados.

“En este cerro hay muchas materias primas que tenemos, y la fauna, la flora, podemos conservarlo y crear proyectos turísticos”, afirmó.

En este sentido, consideró necesario que se descentralicen los atractivos turísticos de la cabecera municipal, ya que desde el nombramiento de Tequisquiapan como uno de los Pueblos Mágicos, desde hace cinco años a la fecha, no se ha procurado la difusión equitativa de otras áreas que pudieran resultar de interés para los visitantes.

“Tenemos a Tequisquiapan que es Pueblo Mágico, pero las joyas arqueológicas están acá arriba. La gente puede venir a conocer y explorar; para fortuna del municipio, del ejido y del estado, esto aún es natural”, señaló Ordaz Ugalde.

En Querétaro, el INAH tiene cuatro zonas arqueológicas abiertas al público: Cerritos, Ranas, Tancama y Toluquilla.