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Zona arqueológica San Felipe los Alzati espera recursos para “revivir”

Por Lucía Calderón

Zirahuato, Mich. 19 Feb (Notimex).- La zona arqueológica de San Felipe los Alzati en Zirahuato constituye uno de los vestigios importantes de antes de la llegada de los españoles a México; integrado por 52 hectáreas, este centro ceremonial está prácticamente escondido por la falta de recursos para explorarlo y restaurarlo.

Antonio Alzati, custodio de Bienes Patrimoniales del INAH, explicó que se carece de presupuesto para continuar las exploraciones que permitirían el estudio del sitio que antiguamente era considerado la frontera oriente del imperio purépecha.

Pertenece al año 700 después de Cristo y está protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); fue construido por miembros de la cultura Matlazinca, ya desaparecida, los únicos que quedaron y que sobreviven todavía son los otomíes.

“Toda esta es área otomí, pero los matlazincas eran una especie de guerrero mercenario, fueron traídos por los purépechas a cuidar el sitio. Esta era la frontera oriente del imperio purépecha, funcionaba también como centro ceremonial”, explicó el funcionario del INAH.

Los matlazincas eran un grupo minoritario que no prosperó, pero construyeron ese mirador para defenderse de las invasiones enemigas, en este caso de los aztecas y de los mexicas; ellos desaparecieron a raíz de la llegada de los españoles.

“Solamente el INAH se encarga del mantenimiento, nosotros como trabajadores hacemos el mantenimiento. Hay una arqueóloga que es la que investiga, pero pues como no hay presupuesto a qué viene. Se destinaba un presupuesto para conservación, excavación, restauración e investigación”, explicó.

Esto es pequeño a comparación de lo que abarca la zona arqueológica. Son 52 hectáreas que están en el valle y la falda del cerro. Desde la pirámide se domina el valle de Zitácuaro, Michoacán.

“De este lado encontramos el área del mercado, el juego de pelota, el cuartel militar, otras pirámides más, de aquel lado encontramos una zona habitacional donde vivía la gente de mayor rango, sacerdote, el cacique, ya la gente común vivía en pequeñas aldeas”, precisó.

El personal del INAH tiene avanzada la identificación de la zona, su distribución y sabe que hay restos arqueológicos que valdría la pena poner a descubierto.

“Las tenemos identificadas nada más, no está descubierto, alrededor de esto hay pequeñas estructuras donde vivía la gente común, por eso es muy grande”, agregó Alzati.

Rodeado de montañas, este centro ceremonial fungía como mirador para defenderse de los enemigos, hoy permanece abierto al público en espera de recibir recursos para continuar su excavación.

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NTX/LCS/MMH