Sao Paulo se pone creativo para celebrar a las madres atrapadas en cuarentena

Por Amanda Perobelli y Leonardo Benassatto

SAO PAULO (Reuters) – El viernes, el músico Rodrigo Cunha y su piano recorrieron una autopista elevada que atraviesa el centro de Sao Paulo, interpretando canciones compuestas por celebridades brasileñas como Tom Jobim o Vinicius de Moraes.

Vestido con un traje azul oscuro, un escudo facial de plástico e instalado sobre un remolque de camión modificado, Cunha se convirtió en una presencia llamativa en el Minhocao, una autopista que pasa entre edificios cubiertos de graffiti y que se ha convertido en un símbolo de la ciudad.

No obstante, ahora que la mayor metrópolis de Sudamérica está bajo cuarentena, lo surrealista se está volviendo cada vez más normal en las últimas semanas. Según Cunha, es una de las pocas formas en que puede tocar para las madres, muchas de las cuales tienen que pasar su día alejadas de sus hijos y nietos.

“Me emociona mucho poder compartir mi arte para que la gente se sienta bien”, dijo Cunha, un músico de la Coral Baccarelli Elizete Costa. “Me siento bien pudiendo colaborar y siendo parte de esta historia que estamos viviendo”.

Cunha es uno de las decenas de paulistas que está ofreciendo su tiempo -y, a veces, sus recursos- de forma voluntaria para homenajear a las madres de la ciudad.

Aunque la crisis del coronavirus sigue creciendo en Brasil, generando una sensación palpable de frustración y miedo, la crisis también está siendo una oportunidad para que los brasileños muestren su solidaridad de formas inesperada.

El camión en el que toca Cunha fue entregado gratis por un concesionario local de Mercedes-Benz y el traje lo donó un sastre.

Olga Amato, propietaria de un gran negocio de eventos en Sao Paulo y organizadora de la iniciativa, dijo que se inspiró en un homenaje similar que hizo la localidad italiana de Varallo a sus profesionales sanitarios, en el que varios músicos interpretaron el célebre tango brasileño “Odeon”, de Ernesto Nazareth. Amato dijo que consiguió a todos los voluntarios en solo 24 horas.

“Creo que si el virus vino para enseñarnos algo, fue que tenemos que reducir nuestras diferencias”, dijo tras una canción que dejó a cientos de personas pegadas a sus ventanas. “Esa empatía y solidaridad se quedará con nosotros para siempre”.

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(Reporte de Gram Slattery; editado en español por Carlos Serrano)