La Guarida Nacional: Baja California Sur

Teatro en el desierto

Por Cristóbal Torres

[La directora Calafia Piña explica la forma en la que el teatro ha sido una herramienta de transformación en Baja California Sur, su estado natal, permitiéndole llevar a cabo el montaje que representó a la entidad en una Muestra Nacional de Teatro por primera vez en 20 años.]

 

México, 5 de febrero (Notimex).— Calafia Piña (La Paz, Baja California Sur, 1979) es la primera directora en 20 años que consigue llevar una obra que representara a su entidad en la Muestra Nacional de Teatro (MNT). Detrás de ella hay una historia formativa que la llevó a Veracruz para después aprovechar un entorno árido, no sólo en lo geográfico sino también en lo artístico.

      —Me inicié en mi comunidad con un grupo de aficionados que ha sido una escuela importante del maestro Alfonso Álvarez Bañuelos. Luego me fui a estudiar a la Universidad Veracruzana. Viví nueve años en Xalapa haciendo la licenciatura— dice en entrevista con Notimex.

      Fue ahí que conoció a Abraham Oceransky:

      —Con él cambió mi visión tanto de vivir como de hacer teatro.

      Después de esos años de formación, sintió la necesidad de regresar a su entidad “para reconocerme”. Reflexionó sobre “las dinámicas de producción, sobre cómo vivir de esto no sólo en el sentido económico sino también en el sentido de qué tipo de teatro quería hacer, de qué quería hablar”.

 

Aridez y desinterés

Reconoce que en muchas ocasiones se llegó a sentir “sola como creadora y como artista, porque no hay muchas personas con quien interactuar”:

      —La gente no se dedica al teatro, no está dentro de sus prioridades montar algo porque tiene que compartir su tiempo con dar clases o cualquier otra actividad, pues de ahí consiguen el sustento económico. Vivir en el desierto surcaliforniano es muy paradójico porque te permite apreciar con mayor detenimiento los ritmos de crecimiento de tu proceso. Debo de confesar que a veces llega a ser desgastante; de por sí el teatro es difícil, en un territorio donde falta todavía sensibilidad y profesionalización lo es aún más.

      En este panorama aparentemente árido, Calafia Piña ha sabido darle una nueva forma al teatro convirtiéndolo “en una herramienta, no nada más en un asunto donde lo que nos interese sea tener un montaje con actores y actrices formados”.

 

Una herramienta

—Actualmente tengo un taller de teatro dirigido únicamente para mujeres en donde el teatro les ha servido como una herramienta para reconocerse y contar sus propias historias. Eso ha sido muy gratificante —dice Calafia Piña.

      A partir de una invitación del Instituto Sudcaliforniano de las Mujeres, Calafia montó una obra con trabajadoras de campos agrícolas:

      —Tuvimos oportunidad de visitar los campos y hablamos con ellas…

      Ahí nació una primera versión de María Amatzontli: cabellera de papel, obra incluida en la 40 Muestra Nacional de Teatro:

      —Se estuvo presentando en los campos agrícolas, aunque era otra disposición; hay variantes en la historia y algunos otros elementos que ahora ya no están. Decidimos remontarla y hacer la versión que finalmente presentamos en la Muestra Nacional de Teatro.

      Varias modificaciones tuvo la obra luego de su primer montaje:

      —Antes llegábamos a los campos agrícolas y las trabajadoras se sentaban frente a nosotros para que les contáramos la historia. Ahora usamos un teatro circular, apelando a la ritualidad y las formas de la feminidad; nuestra obra es muy femenina y muy feminista también.

 

Gremio espinoso

Calafia Piña se siente feliz de ser la primera directora en dos décadas en conseguir que una obra de Baja California Sur sea parte de una Muestra Nacional:

     —Pero al mismo tiempo siento una gran responsabilidad, porque sé que se abre una puerta para que el flujo de esa latitud pueda continuar. Ahorita somos nosotras con Escena Colectiva— nombre de su compañía.

      Sin embargo, ella espera que “vengan más colegas y más compañías a hacer presencia de Baja California Sur”:

     —Que el nombre del estado empiece a tener resonancia en la geografía teatral del país, porque mucho tiempo hemos sido una entidad anónima al respecto. Por eso siento que el crecimiento de nuestro teatro es como el de nuestras cactáceas: es muy lento, somos un gremio espinoso y receloso que se agudiza más en el desierto.

NTX/CTM/VRP/JC