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Y todo parecía que Joe Burrow se las volvería a hacer, pero un error infantil de Joseph Ossai y varias jugadas polémicas, le dieron a los Kansas City Chiefs la oportunidad de representar a la Conferencia Americana en el Super Bowl LVII tras ganar 23-20 a los Cincinnati Bengals.
Un fumble de Patrick Mahomes parecía abrir la puerta para que los Bengals y su pasador estelar se impusieran por cuarta vez al hilo a los Chiefs, que sufrieron en serio para llegar al gran juego.
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— Kansas City Chiefs (@Chiefs) January 30, 2023
Y es que a pesar de que el “15” dijo que estaba listo para jugar, la verdad es que el esguince sufrido en el tobillo derecho le cobró factura, pues pocas veces corrió con el balón y eso minó el ataque de Kansas City.
Con el marcador 20-13 favorable a los Chiefs, éstos amenazaban con irse al frente por dos posesiones; sin embargo, Mahomes, al momento de lanzar el ovoide, lo perdió de manera increíble y los Bengals lo recuperaron.
Esto preparó la escena para que Burrow comandara la ofensiva del empate, la cual, incluyó una cuarta y 6 que concretó con su blanco preferido, Ja’Marr Chase.
Posteriormente, Mahomes y su ofensiva se vieron nulificados otra vez por la defensiva de los Bengals, y con poco más de dos minutos en el reloj en el último cuarto, el pasador de los Bengals lideraba una ofensiva que comenzó en la yarda 6 de Cincinnati, y que parecía ser la de la victoria.
Sin embargo, Chris Jones logró una captura que obligó a los Bengals a despejar. El fantasma de los tiempos extra rondaba.
Quedaban 30 segundos en el reloj, y entonces, tras un pase de Mahomes a Isaiah Pacheco, vino la jugada que definió el partido: el QB de los Chiefs salió por piernas y cuando abandonaba el terreno de juego fue empujado por Ossai fuera del emparrillado.
Se decretó un foul personal, 15 yardas de castigo y vino el gol de campo de 45 yardas de Harrison Butker con el cual, los Chiefs avanzaron al Super Bowl por tercera vez en cinco temporadas y se quitaron la hegemonía de Burrow y los Bengals.
Así, el Super Bowl LVII será entre los Philadelphia Eagles y Kansas City, que volvió a ser el verdadero “jefe” de la AFC.