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Las segundas voces

04 de Abril 2017
Por: Antonio Navalón

No es que el actual presidente de Estados Unidos padezca insomnio y se dedique a recorrer los sótanos de la Casa Blanca para tratar de hablar con los espíritus de los afroamericanos que la construyeron, o con los espíritus que se puede encontrar desde Thomas Jefferson hasta Barack Obama.

Lo que pasa es que Trump está solo, lo acompaña su hija, lo acompaña su yerno, desapareció su esposa y poco se sabe de su hijo.

Pero lo que ya se empieza a notar es una diferencia entre los tuits que publica –al ritmo del latido de su corazón– y las posturas de su gobierno.

Para nosotros los mexicanos la fría carta de apertura de la renegociación del TLCAN es casi una victoria, y lo es porque el lenguaje diplomático con la que se planteó no ha tenido insultos –al menos en la primera lectura–, y tampoco ha tenido el ardor que acostumbra incluir el presidente estadounidense en sus intervenciones.

Ahora el gobierno de Trump ya no habla como Trump. El gobierno de Trump ya empieza a verlo como un elemento que muchas veces es un problema y no una ventaja. El partido de Trump empieza a definir qué es mejor negocio, si acabar con él o seguirlo.

Y mientras eso sucede, nuestro gobierno tiene a un gran analista en Washington, me refiero al embajador Gerónimo Gutiérrez. Él conoce muy bien, desde su experiencia por los cargos que ocupó durante el foxismo y el calderonismo, la estructura funcional de Estados Unidos de América.

Recuerdo un día, durante el sexenio de Fox, que en una reunión realizada en Tijuana, el hoy embajador en EU y el entonces subsecretario para América del Norte, hizo una verdadera demostración de diplomacia e intelecto para definir cómo teníamos que negociar con el tema, siempre contencioso, del uso del agua que corresponde a los ríos que bañan parte del imperio del norte y que pasan por el territorio mexicano.

Hoy Gutiérrez sabe que Trump está solo, aunque no tengo la certeza de que eso también lo sepa su amigo el canciller. Hoy Gutiérrez sabe que la estructura técnica de Estados Unidos empieza a ser superior a la voz estridente del demagogo que los gobierna.

Hoy el Gobierno mexicano tiene la oportunidad de ganar tiempo y serenidad para que América entienda que Trump sólo ofrece cosas que su país no quiere.

Hoy se pueden escuchar dos voces, la de Trump que cada vez tiene menos importancia, y la de su gobierno que cada día es más potente y nos beneficia.

En ese sentido, ¿quién le dará a nuestro gobierno una lección de política exterior? Espero que sea el embajador Gutiérrez a la Cancillería para que así no nos precipitemos en los pasos a seguir

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